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Ciudad CarbГіn Destartalada
Foraine Amukoyo Gift
Inferknow es un barrio lleno de fallas. Para que un amanecer hermoso aparezca sobre el desvencijado medio ambiente, la ciudad necesitarГa una reconstrucciГіn total.
Ezekiel jura alejarse de Gloria hasta que tenga el dinero suficiente para sacar a su madre del burdel Buenas Noches. Su decisiГіn lo hace correr detrГЎs de un autobГєs en movimiento con una voluntad imprudente.
Rachel busca la ayuda de un hombre al que nunca amГі. Caminan tomados de la mano como amantes para huir de una escena de un crimen.
El oГr que Faith corteja incesantemente a un cliente le rompe el corazГіn a Joel. Se queda pasmado al ver a su distanciada esposa en el burdel Buenas Noches. Un aura de rosas y espinas podridas lo obsesionan. ВїCГіmo podrГЎ hacer desaparecer la fragancia mixta del cuerpo de ella?
Inferknow estaba organizada de forma mezquina. Las casas de bajo costo de construcciГіn tosca se apiГ±aban en grandes cantidades y nunca carecГan de ocupantes. Con unas paredes delgadas que separaban a un inquilino del otro, las conversaciones en los apartamentos parecГan una reuniГіn en el ayuntamiento de la ciudad. En esta sociedad paralizada, ningГєn acto se mantenГa privado. Los residentes observaban conscientemente todo tipo de peligro, desde botellas voladoras hasta balas perdidas.
Las chozas que bordeaban la costa eran mГЎs caras. Las personas que vivГan cerca de la orilla del lago podГan alimentar a los peces con sus desechos y respirar bocanadas de aire fresco. Los transeГєntes se tapaban las narices debido al hedor apestoso que salГa de las heces humanas en descomposiciГіn. El vecindario necesitaba una intervenciГіn ambientalista de salud antes de que un posible brote de enfermedad cayera sobre todos los habitantes.
Cerca del canal abierto, algunos adolescentes jugaban cartas en un desgastado tablero de billar. EstallГі una pelea porque algunos hicieron trampa y el tablero de billar se convirtiГі en un ring de lucha libre. Las chicas se turnaban para saltar las cuerdas que giraban rГЎpidamente. Un niГ±o de seis aГ±os, lloraba con medio cubo de bollos frГos sobre la cabeza.
El niГ±o recordaba lo que su madre le habГa advertido. вЂ?No regrese con un solo bollo o de lo contrario, tendrГЎs tu lengua para cenar. ВїEstГЎ claro? Г‰l asintiГі.
Tuvo suerte. Unos gГЎnsteres le preguntaron la razГіn de su angustia. Los gГЎnsteres le compraron la merienda completa y la distribuyeron a los niГ±os que estaban alrededor. Una mujer, que fumaba un tabaco junto a un tanque de agua, le dio unas palmaditas en la espalda y le dio doscientos Nairas. DoblГі el dinero en pequeГ±os pliegues, que escondiГі en su cabello tupido y le hizo un saludo militar.
La ciudad era un lugar para hombres, mujeres y niГ±os ingeniosos con extremidades nerviosas. La pereza solo traГa hambre, denigraciГіn y opresiГіn; los mendigos no luchaban en estas calles.
La poblaciГіn era multifacГ©tica. Los funcionarios asignados al censo siempre tenГan dificultades para mantener al dГa el nГєmero de personas que vivГan en Inferknow. Los residentes no respetaban las normas morales de la sociedad, sГіlo los dictados de la dura vida de la calle, el duro destino de la realidad. El imponente sistema opresor no asustaba a estas personas. Su preocupaciГіn era cГіmo manejar las circunstancias del mundo lo mejor que podГan. CreГan que un gran instrumento de cambio podrГa nacer entre uno de ellos; solo necesitaban una razГіn para continuar la lucha y quizГЎs habrГa una luz al final del tГєnel.
Gift Foraine Amukoyo
Ciudad CarbГіn Destartalada
Ciudad CarbГіn Destartalada
Novela
Gift Foraine Amukoyo
Traductor: Simon Molina
Publicada por
TEKTIME
© 2020 – Gift Foraine Amukoyo
First Published in 2018
All Rights Reserved
First Printing, December 2018
Por una sociedad reestructurada y mejor
CAPГЌTULO UNO
Inferknow estaba organizada de forma mezquina. Las casas de bajo costo de construcciГіn tosca se apiГ±aban en grandes cantidades y nunca carecГan de ocupantes. Con unas paredes delgadas que separaban a un inquilino del otro, las conversaciones en los apartamentos parecГan una reuniГіn en el ayuntamiento de la ciudad. En esta sociedad paralizada, ningГєn acto se mantenГa privado. Los residentes observaban conscientemente todo tipo de peligro, desde botellas voladoras hasta balas perdidas.
Las chozas que bordeaban la costa eran mГЎs caras. Las personas que vivГan cerca de la orilla del lago podГan alimentar a los peces con sus desechos y respirar bocanadas de aire fresco. Los transeГєntes se tapaban las narices debido al hedor apestoso que salГa de las heces humanas en descomposiciГіn. El vecindario necesitaba una intervenciГіn ambientalista de salud antes de que un posible brote de enfermedad cayera sobre todos los habitantes.
Cerca del canal abierto, algunos adolescentes jugaban cartas en un desgastado tablero de billar. EstallГі una pelea porque algunos hicieron trampa y el tablero de billar se convirtiГі en un ring de lucha libre. Las chicas se turnaban para saltar las cuerdas que giraban rГЎpidamente. Un niГ±o de seis aГ±os, lloraba con medio cubo de bollos frГos sobre la cabeza.
El niГ±o recordaba lo que su madre le habГa advertido. вЂ?No regrese con un solo bollo o de lo contrario, tendrГЎs tu lengua para cenar. ВїEstГЎ claro? Г‰l asintiГі.
Tuvo suerte. Unos gГЎnsteres le preguntaron la razГіn de su angustia. Los gГЎnsteres le compraron la merienda completa y la distribuyeron a los niГ±os que estaban alrededor. Una mujer, que fumaba un tabaco junto a un tanque de agua, le dio unas palmaditas en la espalda y le dio doscientos Nairas. DoblГі el dinero en pequeГ±os pliegues, que escondiГі en su cabello tupido y le hizo un saludo militar.
La ciudad era un lugar para hombres, mujeres y niГ±os ingeniosos con extremidades nerviosas. La pereza solo traГa hambre, denigraciГіn y opresiГіn; los mendigos no luchaban en estas calles.
La poblaciГіn era multifacГ©tica. Los funcionarios asignados al censo siempre tenГan dificultades para mantener al dГa el nГєmero de personas que vivГan en Inferknow. Los residentes no respetaban las normas morales de la sociedad, sГіlo los dictados de la dura vida de la calle, el duro destino de la realidad. El imponente sistema opresor no asustaba a estas personas. Su preocupaciГіn era cГіmo manejar las circunstancias del mundo lo mejor que podГan. CreГan que un gran instrumento de cambio podrГa nacer entre uno de ellos; solo necesitaban una razГіn para continuar la lucha y quizГЎs habrГa una luz al final del tГєnel.
CAPГЌTULO DOS
Al atardecer era cuando la mayorГa de los comerciantes nocturnos organizaban sus productos en puestos improvisados. No eran los buhoneros usuales que se encontraban en las escarpadas calles. Estos eran los suburbios de Inferknow alumbrados con bellos reflectores y con selecciones hechas por los vendedores de artГculos de calidad dieciocho.
Una joven descarada se dirigiГі hacia un quiosco. El comerciante apenas levantГі la vista del radio. Se habГa inclinado para oГr los momentos importantes del fГєtbol en la radio chirriante. Se levantГі de repente al ver a una de sus clientes habituales. Su aura era incontenible, cuando caminaba por la calle la gente volteaba y se fijaban en su atractiva figura sonrosada.
El comerciante se le acercГі bastante. Como su admirador secreto le encantaba oler su fragancia siempre que llegaba. Ella se apoyГі fuertemente en la puerta del quiosco. “Oye Protocolo, dame un paquete de condones y una botella de whiskey pequeГ±a, rГЎpido”. Masticaba chicle y hacГa bombas con la goma.
Miró ensoñadoramente su hendidura descubierta sensualmente acentuada por su vestido de escote bajo. “¿Es para mujeres o para hombres?”
Irritada chasqueó sus dedos con sus uñas pulidas en su cara. “¿Estás ciego, no ves que la compradora es una mujer o es que alguna vez te he comprado un condón para hombre?” Habló entre dientes.
Petrificado, habrГa podido perforarle los ojos con sus uГ±as pulidas puntiagudas. Г‰l apartГі la cara. “En estos dГas, estoy confundido”. TomГі su orden y le entregГі los artГculos dentro de un nailon transparente.
“Por favor, toma tu dinero y asegúrate de darme el cambio completo” Le tiró el dinero a la cara.
Él atrapó el billete de mil Nairas. Lo puso en uno de sus hondos bolsillos laterales. “Oh nena, ¿no hay nada para los muchachos?”
“¿Porque me sigues mientras hago mi trabajo o quГ©? Un cabrГo tacaГ±o como tГє, que masajeas tu pene erecto detrГЎs de tu estГєpido quiosco. DeberГas venir al burdel para que tengas un buen placer sexual, tacaГ±o tonto”
Estaba asombrado que ella supiera que su pene estaba erecto. “Oh nena, eres demasiado”.
“Hum, algГєn dГa voy a tener que lidiar con tus formas de delito. Te crees muy lista, eh. Veo tu cara como un condГіn usado. Todas mis pequeГ±as, pequeГ±as, Nairas contigo son suficientes para construirme un bungalГі en mi ciudad”.
El comerciante sonriГі porque de hecho estaba haciendo una fortuna con sus clientes regulares. SacГі dinero de su otro bolsillo para darle el vuelto. DespuГ©s de contar el dinero para asegurarse que estaba completo, la mujer saliГі seductoramente a travГ©s de un portГіn negro.
Mujeres de distintas formas, tamaГ±os, tallas y complexiГіn caminaban alrededor con poca ropa.
“¿Faith, fueron condones lo que saliste a comprar?” Preguntó Mama.
“¿QuГ© otra cosa me habrГa hecho salir a esta hora del dГa?” SalГ a buscar algunas herramientas para el trabajo”. Tengo un cliente de emergencia. Quiere algo caliente para el frГo”. SonriГі sin motivo.
“Por favor, ¿me puedes dar algunos?”
“Mama, ni siquiera estoy segura que me alcancen. De la manera en que veo a ese tipo, parece que ha estado bastante tiempo sin sexo”.
Mama riГі suavemente. “AsГ que estГЎ verdaderamente cachondo. Ok, no quiero retrasarte mГЎs. Espero que Protocolo tenga mГЎs condones. Por la forma en que el negocio estГЎ creciendo, alguna marca de condones deberГa establecer una fГЎbrica en la calle Good Evening”. Se rieron.
Dos chicas conversaban acerca de Mama. Estaban en un juego de ludo escandaloso que hacГa su conversaciГіn poco audible para otras personas. ”MГrala, que vieja tan desvergonzada”. Dijo Fassa.
“¿Cuándo se retirará del negocio para que unas jóvenes amantes como nosotras entremos a manejarlo?” dijo Gwen. Evaluó su sexy figura y se subió los senos que ya resaltaban gracias a su sostén acolchado.
Fassa admirГі su propia piel brillante. “Mi hermana, yo me pregunto, de todos los clientes que entran aquГ buscando placer, ella logra casi el treinta por cientos de los hombres con facilidad, mientras que nosotras que luchar para tener diez clientes en un dГa”
“Por favor, no exageres, Pero me pregunto que ven los jóvenes y los viejos en esa vieja vagina arrugada”.
“Yo creo que ella usa algГєn tipo de magia para aumentar su faena. He oГdo que va a algГєn hechicero de vez en cuanto para renovar sus encantos”.
“Yo creГa que iba a visitar a su hija. Siempre lleva comida a su hija, quien es una enfermera”.
“¿Y tГє crees esa tonterГa? Chica, me sorprendes. Son sГіlo formas de disfrazar sus movimientos. ВїEn verdad tiene una hija? ВїAlguna vez has visto que alguien la venga a visitar como madre, o familia?
“BebГ©, eres increГble. ВїQuГ© hija estarГa orgulloso de una madre que trabaje en la prostituciГіn y querrГa que lo vieran cerca de donde trabaja?”
“¿La hija de Grace no vive con ella?”
“Vamos, esa es todavГa una niГ±ita, Gwen, no se compara con nada, ademГЎs, Grace es una loca. ВїQuГ© clase de mujer criarГa a alguien en este medio ambiente? Menos aГєn a una niГ±a. Ruego por esa niГ±a para que su madre se retire de este negocio antes de que se convierta en una adolescente. Esa mujer no estГЎ nada bien, debe estar loca. Incluso, podrГa llevar a esa niГ±a a ejercer este negocio al vestirla como una prostituta”. Fassa suspirГі ante esta posibilidad y limpiГі el tablero de ludo de las fichas que habГa ganado.
“Crees que lo estás haciendo bien hablando y ganando al mismo tiempo. ¿No es verdad?”
“Suenas como si alguna vez me hubieses ganado en este juego”. Fassa lanzó los dados sobre el tablero, “si esa mujer tiene una hija como se dice, entonces le doy kudos por darle a su hija una buena vida. Puedo apostar mis juegos a que ella usó la prostitución para hacer de su hija lo que es hoy”.
“Hum, tienes razГіn. Es muy bueno si eso es asГ. Ahora que lo pienso, la Grace en verdad es estГєpida. Ruego porque hagamos suficiente dinero para comenzar nuestro negocio de fotografГa y maquillaje. Tenemos que salir de este burdel para que podamos casarnos y tener nuestros niГ±os en una buena urbanizaciГіn. De verdad que quiero ser una fotГіgrafa a tiempo completo”, dijo Gwen.
“Mi sueño es hacer decoraciones para bodas y celebridades. Le pido a dios que nos ayude a lograr nuestros sueños”. Dijo Fassa. Ambas dijeron Amen en coro y se enseriaron con el juego.
En este sitio, la prostituciГіn era un negocio diurno. Las alas de la asociaciГіn regional las protegГan. Las mujeres ya no tenГan que esconder su negocio. SГіlo las que no tenГan permiso huГan cuando las fuerzas de la asociaciГіn hacГan redadas en busca de prostitutas ilegales. Las leyes protegГan los derechos de las trabajadoras sexuales contra los clientes que se rehusaba a pagar por sus servicios o las molestaban.
CAPГЌTULO TRES
Algunos trabajadores cargaban equipo pesado sobre sus cabezas y sus hombros. Caminaban de manera fuerte y torcida sobre un terreno desigual. Un joven corpulento con mГєsculos visibles y bien definidos le quitГі un tubo de los hundidos hombros de un viejo y lo llevГі hasta uno de los almacenes.
La compaГ±Гa Borrows Steel era la primera en la ciudad en funcionar durante mГЎs de dos aГ±os. Ubicada en un ГЎrea densamente poblada con mano de obra barata que trabajaba de dГa y de noche iba por la vГa rГЎpida para ganarse el reconocimiento como la tercera compaГ±Гa mГЎs grande de la colonia. Se burlaba del nivel de vida de las comunidades locales a travГ©s de sus oscuros paquetes de pago y su tasa de empleo inestable.
El sitio era un medio de riesgo probado para sus trabajadores. Diariamente, los trabajadores rogaban que pudieran protegerse de los peligros ya que trabajaban sin precauciones de seguridad. Los trabajadores oyeron el fuerte sonido del reloj central. Marcaba el final de un dГa de trabajo. DespuГ©s de limpiarse los sudados cuerpos con camisas sucias, se alineaban y llenaban sus datos personales en un papel para recibir sus pagos.
El contratista vino para aplaudirles su esfuerzo por el dГa de hoy con un comentario repugnante sobre que ellos eran вЂ?los ejemplos que otros trabajadores debГan emular’. RevisГі los nombres en la lista y le entregГі el efectivo al supervisor para que les pagara. Satisfecho con la forma en que el supervisor repartГa los sobres, el contratista se subiГі a su Land Rover que estaba estacionada fuera de los podridos portones de entrada. El camino estaba lleno de trabajadores que caminaban lentamente. Le gritГі al chofer para hiciera sonar la corneta.
Sacó un pañuelo del bolsillo de su camisa y se secó el sudor de la frente. “No puedo perder mi cita. Por favor, suena la corneta del carro para que estos tontos lentos se aparten del camino”.
“SГ seГ±or”. El chofer encendiГі el estГ©reo. TarareГі cuando su canciГіn favorita comenzГі a sonar. CantГі la letra, “Oh, babi chГ©vere…menea tu cintura. Mi babi estГЎs buenГsima… estГЎs bien… haz girar esa cosa. Oh, gastarГ© todo mi dinero en ti”. “Oga, yo sГ© que a ti tambiГ©n te gusta esta canciГіn”. Le subiГі el volumen al radio y sonriГі. Se moviГі al ritmo de la canciГіn.
“No me gusta la canción. Cállate y conduce”. Se quitó el casco de su cabeza calva sudada. “Enciende el aire acondicionado. Me pregunto cómo esta gente trabaja en medio de este calor. Deben estar adaptados al infierno”, se quitó las pesadas botas de trabajo, “y apaga el radio”.
Aunque el chofer estaba acostumbrado a los impredecibles cambios de humor de su jefe, su explosiГіn lo confundiГі porque lo habГa visto bailar al ritmo de esa canciГіn en los clubes. El contratista podГa pagarle a un DJ ambulante para que tocara esa canciГіn sin parar.
El camino no tenГa un buen sistema de drenaje. Las reparaciones defectuosas en ambos lados constituГan un estanque que hacГa que el camino estuviese muy congestionado. A medida que la gente se apartaba para que pasara el carro, el chofer se movГa lentamente para evitar salpicarlos con el barro.
Este era su primer dГa en el trabajo. Ezekiel contaba el dinero pagado por el nuevo dГa de un trabajo que durarГa seis meses. Estaba decepcionado. La cantidad de efectivo en su sobre resultГі ser dos mil, distribuidos en billetes de denominaciГіn de doscientos Nairas. Cuando Г©l y otros mГЎs tomaron el trabajo no tenГan idea de la escala salarial. El abultado sobre que les habГa sido entregado a Г©l y sus colegas, les habГa dado esperanza que la paga los ayudarГa a resolver algunas necesidades perentorias.
Ezekiel estaba aturdido. No habГa manera que pudiera ahorrar con esta mГsera paga. PensГі en dejar el trabajo. El agente laboral al que le pagarГa el diez por ciento de su salario le habГa dicho que la paga en ese trabajo era buena. Hizo un cГЎlculo mental sobre la cantidad de deudas que tenГa que pagar antes de llegar a su casa. TendrГa que irse por la canal para evitar a sus acreedores. Ezekiel sonriГі con sorna y continuГі su camino.
CAPГЌTULO CUATRO
Unas horas despuГ©s, el jefeDaggers sonriГі cuando el contratista entrГі en su habitaciГіn privada con un gran bolso de cuero, lo abriГі para mostrarle unos billetes de dГіlares bien arreglados. El jefeDaggerss se frotГі las palmas de las manos y bailГі enГ©rgicamente a costa de los pobres trabajadores.
“El propio Don, te dije que funcionarГa, esta es tu vГa a hacerte rico”, dijo el jefeDaggers.
“SГ, jefeDaggers, lo creo. Esa gente es tonta, especialmente los jГіvenes. Ni siquiera preguntaron cГіmo funcionarГa. Simplemente firmaron por sus estГіmagos flaco”. Rieron de manera siniestra.
“Te lo dije, asà es cómo funcionan las cosas en el ministerio, si alguien se queja, arréglalo con un bono y verás cómo se afanan horadando la tierra para ahorrar algo de vez en cuando, una paliza y un quiebre”.
“SГ, asГ lo dijiste. Seguramente se gritarГЎn y se atacarГЎn a la garganta entre ellos como bulldogs hipnotizados”.
La criada les sirvió bebidas. Chocaron sus copas de vino sin darse cuenta de su mirada repulsiva hacia ellos. Ella detestaba sus comentarios, pero ocultó su desdén hacia sus jefes. “Gente despreciable, ojalá que hubiese escupido en esas copas de vino”, murmuró.
“Elizabeth, ¿por qué sigues aqu� ¿Quieres que te despida? Le preguntó el jefe Daggers.
“No seГ±or, no seГ±or, le pido disculpas”, dijo Elizabeth. Se apretГі la bandeja dorada vacГa contra su pecho y se escurriГі hacia la cocina.
Los hombres procedieron a un estudio exclusivo en una profunda discusiГіn. Luego el contratista se dejГі caer en una silla sin brazos y estirГі las piernas.
“Ahora tendrГЎs que llenar otro formulario. En vez de las dos mil Nairas que les pagas a ellos, pondrГЎs de manera personalizada diez mil Nairas por contrato con el gobierno. Haz un listado y envГale la parte del ministro del trabajo a su cuenta”, dijo el jefe Daggers
“Bien hecho jefe Daggers”. Dijo el contratista. “La forma en que inflaste el proyecto en cinco millones de Nairas en realidad me sorprendiГі. CreГ que los pocos millones adicionales de los que habГas hablado eran algo moderados, sin lugar a dudas, eres un hombre inteligente”. SorbiГі vino.
“Mi hermano, asà es como logramos este estilo de vida lujoso y debemos mantenerlo a cualquier costo”. Rieron y chocaron sus copas.
Jerry entró sin tocar. “Papá, adivina qué, mi amigo Dan va a tener su fiesta de cumpleaños en América y voy a necesitar tu jet privado”.
“Seguro hijo y diviГ©rtete en la fiesta. Mis muchachos pondrГЎn algunas cosas en el jet.” Jerry se veГa confundido. El jefe Daggers dijo rГЎpidamente, “PondrГЎn cosas para tu comodidad”.
“Ah, ok papá, eres lo máximo, gracias”. Le hizo una señal de pulgares arriba.
“De nada hijo, ¿me imagino que te divertiste en la pista de carreras hoy?
“Seguro que sГ. Probamos la mГЎquina en las carreteras principales. Aunque hubo un pequeГ±o accidente. Mi moto atropellГі a una mujer embarazada. No logrГі sobrevivir. Tuvimos suerte que tu amigo el policГa nos rescatГі de una turba enojada”.
“Ese es mi muchacho, luchador, rГЎpido y furioso. Hijo, ven a saludar a mi amigo. OlvГdate de ese incidente. Le tocaba morir. MГЎs tarde hablarГ© con el inspector”.
“Jerry le estrechó la mano al contratista. “Encantado de conocerlo. Jerry Daggers, el humilde hijo del magnate de los negocios”
“No necesitas presentarte, el parecido es asombroso. Me dice que tu padre sin lugar a dudas fue un hombre buenmozo cuando joven. AlГ©grate de haber nacido dentro de una gran dinastГa”.
“Es gracias al SeГ±or, mi hermano”. Dijo orgullosamente el jefe Daggers mientras Jerry lanzaba las llaves de su moto y las atrapГі en el aire cuando Jerry salГa.
Ezekiel dejГі caer el sobre con los calmantes sobre la cama. Se sentГі en la Гєnica silla del cuarto. Su casa estaba muy ordenada y arreglada para un cuarto en un sitio desvencijado. No podГa relajarse sin tomar un baГ±o. Se rascГі la quijada y el abdomen.
Se oliГі sus axilas y puso una cara divertida por el olor desagradable. Un tambor que habГa llenado hasta el borde le dio la bienvenida. Ezekiel habГa llenado el tambor con agua en la maГ±ana y lo habГa asegurado con un candado fuerte antes de salir a trabajar.
“Oh no, no de nuevo”. Se frotГі el cabello por la frustraciГіn. No era que le gustaba el estilo afro, si no que su cabello no habГa sentido las tijeras del barbero en muchas semanas porque no querГa gastar su dinero espectacularmente. Este era su primer trabajo despuГ©s que la compaГ±Гa de seguros habГa reducido la nГіmina.
Enojado, Ezekiel pensaba por quГ© algunos de sus vecinos tenГan que acabar con toda el agua y no tomar baldes como lo habГan hecho en otras ocasiones. Estaba cansado de que la mayorГa de sus vecinos sacaran agua de su tambor como si este fuera la reserva del complejo. “Ah, quisiera darles un baГ±o completo en el mar y ahogarlos”. ApretГі los puГ±os y enseГ±Гі los colmillos.
Al contrario de la mayorГa de los inquilinos del complejo que tenГan hermanos mГЎs jГіvenes o niГ±os, podГan enviar a buscar agua a intervalos regulares. Ezekiel no tenГa ninguno de ellos, asГ que el generalmente llenaba su tambor antes de irse a trabajar todas las maГ±anas. RГЎpidamente se baГ±aba con cubos de agua y se quitaba el jabГіn de su cuerpo con una toalla pequeГ±a. Le quedaban algunos minutos para encontrarse con sus amigos para una reuniГіn en la noche.
Dos mujeres se sentaron en una mesa de trabajo redonda. Era el departamento de enfermerГa del Cuerpo de Paz. Estaban trabajaban hasta tarde en la noche. La oficina estaba en silencio mientras se ocupaban de llenar los reportes semanales de sus especialidades.
El director les habГa dado tres horas de plazo y les quedaban treinta minutos para finalizarlos. Gloria era una enfermera militar, mientras que Rachel era una civil. Gloria se levantГі para buscar agua frГa del dispensador.
“Que sean dos, por favor”, le dijo Rachel.
“Una para mà también, por favor, yo quiero agua tibia. El dolor de garganta me está matando”, dijo amablemente Temba, la secretaria.
Te he dicho que apagues el aire acondicionado si te molesta tanto”, dijo Gloria.
“Y, chicas, les he dicho que no se preocupen. No quiero que estén incomodas por mi conveniencia”, Temba tosió suavemente.
“Deja tranquila a la niГ±a, probablemente quiere disfrutar del frГo aquГ. Puede que se haya ido la luz cuando llegue a su casa” Dijo Rachel riГ©ndose.
“Rachel, por una vez en tu vida, compórtate seriamente”, le dijo Temba y le lanzó una bola de papel.
“En realidad no estás tomando en serio el mejorarte”. Gloria apagó el aire acondicionado y levantó las persianas mientras iba a sentarse.
Temba sonrió. “Gracias, ahora me siento mejor”.
“SabГa que asГ serГa. De nada”.
Rachel presionó una tecla en el tablero con entusiasmo. “¡Guao! Gracias a dios que hoy es viernes.¿Quien más ha terminado? Ya he terminado este reporte”. Rachel saco tres entradas para el cine de su bolso. “¿Quién está interesada? Se abanicó con las entradas y se acomodó el cabello.
“Tres entradas. Niña tienes dinero”. Dijo Gloria.
“¿Quién tiene dinero para gastarlo en estas cosas? ¿Yo? Un novio me los dio. Él sabe que somos las tres mosqueteras del pueblo, asà que ustedes, damas, tienen dos. No puedo dejar que no se diviertan” Ella movió cintura sobre el asiento.
“¿Cuál de los novios?” Preguntó Gloria.
“Dinos”. Le dijo Temba.
“El del mall” Sonrió Rachel.
“Chica, por favor, no te aproveches de ese tipo. En verdad veo amor en esos ojos. Está completamente enamorado de ti niña”, le advirtió Gloria.
“En verdad si le tienes tanta lástima, entonces anda y hazle caso a su amor. Yo no, niñas, yo soy una libre pensadora. Me divierto sin ninguna atadura. No soy culpable de lo que él sienta”.
“Hum Rachel, no digas que no te advertГ. MirГі a Temba. “Hermana, eres testigo. Espero haber dicho lo correcto”. Temba asintiГі y Rachel les sacГі la lengua.
El intercomunicador sonГі y Gloria lo atendiГі porque Temba tenГa un ataque de tos. “Hola seГ±or, es Gloria”.
“Gloria, manda a Rachel a mi oficina inmediatamente”.
“Muy bien, señor”. Gloria colgó y giró en su silla para encarar a Rachel. “El director quiere verte”.
Rachel respiró a través de los dientes y se ajustó la peluca. “Me pregunto qué querrá. Le acabo de enviar mi reporte a su email”
“¿Por qué no vas y te enteras en vez de estar murmurando frente a nosotras?”, dijo Gloria.
Rachel jugó con el tablero de su computadora, “Estoy cansada. No tengo fuerzas para bajar las escaleras.”, dijo Gloria.
“Hay un ascensor en este edificio. No más retrasos niña”. Dijo Gloria.
“Mueve tu perezoso trasero”, dijo Temba y tosió.
Rachel se levantó y sacudió sus nalgas frente a Temba. “No demasiado perezoso como para dar algunos pellizcos sonoros”.
“Rachel, el director quiere que vayas a su oficina. Deja de bromear y muévete antes que te golpee el culo con el intercomunicador”. Dijo Gloria.
“SГ, ya voy, ya voy”. Rachel jugГі con el cabello de Gloria y encendiГі el aire acondicionado. SaliГі rГЎpidamente antes que la mirada acusadora de Gloria la sofocara.
Rachel corriГі frente a la entrada del mall con el entusiasmo de una colegiala. Gloria y Temba la alcanzaron.
“Rachel, tenГas que pagar el taxi, pero no esperaste, asГ que la cena va por tu cuenta en la casa”, dijo Gloria.
Rachel levantó una ceja. “¿Por qué? Toma tu dinero del taxi”. Contó algunas monedas y se las dio a Gloria. La cena es más cara. De cualquier forma no voy a ir a la casa, recuerden que tengo una cita esta noche”.
Gloria se rió. “Miren a esa chica mala. Yo creo que tienes dinero. La próxima vez cumple con tu parte”. Las tres chicas se rieron y se tropezaron entre ellas cuando entraban al cine.
Gloria haló el brazo de Rachel. “Rachel, Mike nos está saludando. Vente, vamos a saludarlo”.
“Por favor chicas, podemos hacerlo despuГ©s. Vamos y acomodГ©monos para la pelГcula. No queremos perder nuestros asientos, “¿No?”
“Yo creГa que te habГa dado estas entradas gratis” Eres increГble. GuГЎrdanos los asientos, ya venimos”. Dijo Gloria.
Gloria y Temba fueron hacia la taquilla de ventas. Rachel se golpeГі la frente con su mano y las siguiГі para saludar a un sonriente Mike. RГЎpidamente les agradecieron por las entradas y le prometieron que lo llamarГan despuГ©s de la pelГcula.
Mike habГa terminado su turno y esperaba a las mujeres. SonriГі tГmidamente al ver a Rachel. Gloria y Temba se apartaron, Rachel le dirigiГі una frГa sonrisa y pasГі al lado de Г©l.
Mike la siguiГі. “Hola Rachel. “¿Te gustarГa una copa de vino? Hay un concierto esta noche en Night Club Raven, en el cuarto piso”.
Rachel se detuvo. “Por supuesto que conozco el club. No estoy interesada. Tengo una cita esta noche”.
“Oh, ok. ¿Qué tal un almuerzo mañana?”
“Mike, en realidad no estoy interesada en salir contigo. Gracias por las entradas para la pelГcula. Realmente lo disfrutГ©. AdiГіs”. Se alejГі.
“Buenas noches”. Mike se quedó viendo el movimiento ondulante de sus caderas y les dio un corto saludo. Caminó hacia atrás y tropezó con Gloria.
Gloria se frotó el hombro. “¡U! me lo vi venir”
“Lo siento tanto. Espero que no te haya herido”.
“Ni un rasguГ±o. Gracias por la pelГcula Mike”. Dijo Gloria.
“Hiciste nuestro dГa muy agradable”, dijo Temba.
“Fue un placer. Buenas noches, jóvenes”.
CAPГЌTULO CINCO
En la atenuada mugre de Inferknow, sobresalГan dos estructuras magnГficas. En las noches principales, ambas puertas se mantenГan abiertas hasta el amanecer. Eran noches de expulsiГіn de hechizos demonГacos y un desfile de caras botellas de bebidas.
Los Гєltimos viernes de cada mes se hacГa un sacrificio de vГrgenes en el hotel. En un cuarto exclusivo, perros sobre una cama nupcial profanaban chicas menores de edad para que sus huГ©spedes se divirtieran. En la iglesia, algunos acomodadores ataban a hermanos poseГdos a pilares para que fuesen azotados por el pastor con escobas confesionales y agua bendita.
El hotel estaba al lado de la casa religiosa de adoraciГіn. La campana de la iglesia llamaba al culto de la tarde. Algunos huГ©spedes del hotel se sentГan incГіmodos cuando la campana sonaba en medio de gemidos y quejidos. Inferknow era muy lucrativo para sus negocios. La administraciГіn del hotel hizo todo lo posible para que la iglesia se mudara a otro sitio. El dueГ±o le habГa pagado en secreto a un perito para que abarcara el terreno de la iglesia. La mitad de este invadГa el camino y Г©l le habГa escrito anГіnimamente al gobierno.
Famoso por su concepto del jazz con bandas en vivo los viernes, era el Гєnico en su tipo en la colonia, accesible y econГіmico y decorado con gusto. Su discreciГіn tambiГ©n atraГa a muchos clientes potenciales de todas partes.
El bar y el restaurante de hotel eran oscuros. Joel sujetó a Ezekiel por la espalda. “¡Hombre! Veo que la bebida te ha tumbado”.
“La cuenta la pagas tú. ¿Por qué has llegado tarde? He estado esperando las dos últimas horas y por eso creo que me debes una botella”. Se estrecharon las manos.
“Debes estar bromeando” Joel se rió con gusto.
“He tenido las nalgas pegadas a este taburete durante horas. No te llamГ© porque tomГ© en cuenta que lo que fuese que te tenГa ocupado era muy importante”.
“No estás lejos de la verdad, Ezekiel, diste en el clavo”. Joel le hizo señas al barman para que le sirviera un trago.
“Asà que ¿cuál fue la razón para que me hicieras esperarte tanto tiempo?”
“No mucho, hermano. Estuve atascado en una tranca del trГЎnsito. Todo estГЎ vuelto loco en la ciudad. DesearГa que mi carro tuviera alas y pudiera volar sobre los frustrantes caminos”.
“Ese es un deseo caro. Mi cuenta bancaria vacГa me exime de esas quejas lujosas. SГіlo me bajo del autobГєs y camino el resto del camino hacia mi casa o a cualquier otro lugar, en estos dГas no necesito estar apurado”.
“Eso no es gracioso. Tenemos que hacer algo sobre tu estatus. Ese par de viejos zapatos me avergüenzan, en serio”. Joel se rió.
“¿Alguna vez he rehusado un par de zapatos nuevos que me hayas dado? Con tus finas camisas bastante usadas a las que ni siquiera puedes lavarles el asqueroso perfume. Mira a este hombre adinerado demasiado tacaño para gastar en su vestimenta”. Se rieron y Ezekiel le dio un ligero golpe a Joel el brazo.
Joel tomó su bebida y tomó algunos sorbos de la crema irlandesa. “¿Por qué te gusta estar aqu�”
“La verdad es que no tenГa suficiente dinero para ir hasta el centro. Me apenaba decГrtelo por telГ©fono”.
“Tranquilo hombre, somos como hermanos” Joel empujó a Ezekiel por el codo.
“Lo sé Joel, pero algunas veces…”
“Algunas veces tienes que dejar tu orgullo. No dejes que tu ego se interponga en nuestra amistad, por favor. Creo que conozco al manager de Borrows Steel. Hemos hecho un par de negocios en el pasado, puedo hablar con Г©l. QuizГЎs puedas trabajar en un mejor departamento de la compaГ±Гa”.
“Me encantarГa. Espero que la paga sea mejor”.
“Por supuesto eres amigo del amigo del gerente” Joel sonrió.
Ezekiel se riГі. “¿Esa es la polГtica de la compaГ±Гa?”
Detrás de ellos, oyeron una conocida voz femenina sensual. “Buenas noches, buenmozo. Bienvenido al hotel Good Evening Street y burdel de finos vinos. ¿Quieres un medio vaso de cristal de mà o el vaso completo?
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